Estaba fascinado con las historias de terror y sobrenaturales, al igual que mi mejor amigo. Solíamos reunirnos en una casa abandonada, algo alejada, y contar historias de miedo. La mayoría de las veces eran películas de terror que nosotros, por nuestra corta edad, no habíamos tenido la oportunidad de ver. Otras, se trataba de leyendas urbanas y relatos que se iban inventando sobre la marcha.
En una ocasión decidimos hacer espiritismo. Habíamos oído muchas historias sobre gente que había hecho espiritismo y se les había revelado su futuro. Como aquel hombre que preguntó sobre su muerte y se le dijo la fecha y que un camión sería la causa, y cómo el hombre había evitado salir de su casa el día señalado y tropezó con el camión de juguete de su hijo, desnucándose y muriendo en el acto. O como algunos invocaban al Diablo y luego al mirar al espejo lo veian, quedando practicamente como zombis para el resto de su vida. Pero todo aquello sonaba a cuento chino, por lo que no le dimos importancia.
Así que confeccionamos nuestro propio tablero Ouija, con un papel y dibujando circunferencias con un vaso. Pusimos todas las letras del alfabeto, los numeros del 0 al 9, una interrogación, un sí, un no y un círculo vacío donde colocamos el vaso. Eramos tres. Al ser invierno, hacia frio e hicimos una pequeña hoguera en una esquina de la habitacion de la casa abandonada donde, como no, fuimos a hacerlo. Nos pusimos cerca del fuego.
Uno de los tres preguntó si había alguien en la habitación que quisiera ponerse en contacto con nosotros.
Al principio no pasó nada, todos mirándonos con cara de póquer, expectantes, cuando de repente el vaso comenzó a hacer círculos. El que estaba a mi derecha pensó que el otro amigo estaba haciendo trampa para asustarnos, y así lo dijo, por lo que el aludido quitó los dedos del vaso invertido y éste se siguió moviendo. Yo sé que yo no lo movía, pero me quedaba la duda de que fuera mi amigo acusador intentando asustar. Tampoco quise hacer la prueba, estaba entre asustado y excitado porque aquello estuviera sucediendo. El vaso, tras muchas vueltas, acabó parando en el SÍ. Entonces el de mi izquierda que habia vuelto a poner el dedo en el vaso preguntó si provenía del cielo o del infierno.
El vaso siguió haciendo círculos durante bastante rato hasta que se posó en la I.
Siguió en la N, y ya estaba claro lo que iba a seguir. Así que antes de que lo dijera del todo había que echar al espíritu, el de mi derecha, algo nervioso, le chilló que por favor no la asustara más. El de mi izquierda entonces dijo “ Vete de aquí y no vuelvas más”, y en ese instante hubo un fogonazo en la chimenea, y el vaso estalló en mil pedazos sin que se hubiera caído al suelo ni nada.
Nos quedamos los tres muy nerviosos por lo sucedido, pero el padre de de uno de ellos al contarle la historia nos dijo que tal vez el vaso estaba muy frío y que después, al estar tan cerca del fuego, había estallado por el cambio de temperatura brusco. En cuanto a que el vaso se moviera, cabía la posibilidad de que inconscientemente, alguno de nosotros lo estuviera moviendo, o incluso que con la energía que desprendíamos se pudiera desplazar por una superficie lisa.
Han pasado muchos años, pero por si acaso ya no hemos vuelto a practicar espiritismo. Es una cosa muy seria con la que no se debería de jugar.
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